Hace ya algún tiempo me hablaron de un tipo que había decidido no hacer nada. Se convirtió en un nadaísta, y creó un
blog en el que explica su doctrina.
Recientemente ha escrito sobre el
segundo lenguaje. Si no lo he entendido mal, cosa que es muy posible porque está en inglés y el tema es algo esotérico, trata de conciliar la "occidental" búsqueda del equilibrio interior con la "oriental" senda hacia la Iluminación, de manera que encaje en la mentalidad europea y en la budista. En realidad esto último no tiene demasiada importancia; se quiere destacar la de la idea de que estamos ante un mensaje que debería ser entendido por todos. El problema radica, quizá, en que si eliminamos todo elemento espiritual de la búsqueda del equilibrio personal o de la Iluminación, nos quedamos con una suerte de individuo sufriente, asceta inútil. De aquí el propósito del nadaísta de mantener la mente alegremente ocupada, pero sin hacer nada; y a través de la nada -supresión del deseo- alcanzar la armonía o como queramos llamar al asunto este de la felicidad.
Términos importantes en el segundo lenguaje son redención, liberación, iluminación, devoción. En ellos se habla de vivir el presente, de conciliar los apetitos con la racionalidad, de desprenderse de uno mismo. Creo, resumiendo mucho.
Parece que tiene todo su origen en el drama de la consciencia. No somos un organismo que simplemente busca alimentarse y reproducirse antes de morir: además tenemos percepción de nosotros mismos. Y esa percepción implica sufrimiento. Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos. The Meaning Of Life.
¿Es posible afirmar que algunos de los caminos señalados para escapar de ese sufrimiento no son más que una vuelta hacia atrás en el logro de la consciencia? Quiero decir, se trataría de dejar de percibir nuestra propia existencia como mecanismo para eliminar el dolor. Dejar de ser sujeto y objeto al mismo tiempo -una cosa que piensa sobre sí misma- para pensar únicamente en lo ajeno. Es decir, ser un inconsciente, convertir la inconsciencia como vía de salvación personal.
Lorenzo dice:
"My intelligence feels confortable if I target a far-away-objective and I decide I'll make everything possibe to reach it; however I'll necessarily go slowly, such a long path to follow, and in the meantime I will try to ensure I'm happy, that I'm enjoying myself while my rational desires get distracted. [...] That's actually the point of nadaism: doing nothing while getting your mind distracted."
O sea: mi inteligencia se siente cómoda si establezco un objetivo a largo plazo y decido hacer todo lo posible para alcanzarlo; en cualquier caso, necesariamente he de avanzar despacio ante tan largo camino, y mientras tanto procuraré asegurarme de que soy feliz, de que estoy disfrutando haciendo que mis deseos racionales se distraigan. En eso consiste el nadaísmo: no hacer nada mientras mantienes tu mente ocupada.
No sé si la traducción es exacta.
Hum. Voy a tirarme a la piscina; a lo peor está vacía.
Personalmente creo que hay varias cuestiones en juego: el deseo y la dificultad de verlo satisfecho, el disgusto que eso produce y la percepción de ese disgusto: la angustia. Evidentemente, una solución puede ser suprimir el deseo. Otra, suprimir la angustia, es decir, la autopercepción, la consciencia, lo que podría ser nuestra principal virtud. Convertirnos en seres que actúan por reacción a una acción, por respuesta a una necesidad de supervivencia.
Suprimir el disgusto no veo como. Siempre habrá algo de ello cuando no se consigue lo que se quiere: hambre, sed, frío; aburrimiento, estrés, en un plano más "elevado".
Pero, ¿y percibirse como un objeto? Me refiero: ¿es posible ser consciente de que cuando se es consciente el sujeto se convierte en objeto de su propio pensamiento, y que eso no tiene ninguna trascendencia? ¿No puede tener el mismo valor pensar en un bocadillo de atún, en lo jodidos que son los lunes o en la música que es capaz de conmovernos?
Me estoy liando. Igual sigo otro día, igual no.