El último trimestre del año siempre ha sido mi favorito, desde hace 20 años. Empieza el otoño, y con él el frío y las lluvias, la ropa de invierno, las bufandas, las botas. La probabilidad de dos o tres puentes antes de Navidad. Y la Navidad. Siempre recordaré las Navidades con mi familia, y los pequeños ritos que tácitamente habíamos acordado, rutinas agradables, casi sagradas, que debíamos seguir antes de abrir los regalos que Papá Noel dejaba en el comedor de nuestra casa después de la Misa del Gallo.
Todo eso acabó, y este año ha sido más evidente que ningún otro. El frío ya no me resulta tan agradable, será que me hago viejo. La ropa de invierno está vieja, los puños de las camisas rozados, las chaquetas con coderas, y la alegría consumista de renovar el fondo de armario ya no lo es tanto. Pesa más la preocupación. El acto de abrir la billetera y verla vacía. De mirar el saldo de la libreta de ahorros el día 4 del mes y leer una cifra de dos dígitos a la izquierda de la coma decimal.
Paro aquí. No puedo evitar un gesto amargo mientras copio y pego.
Y la prensa de hoy:
«Ha remarcado el Presidente [Bono que] la Constitución "sabiamente ha ofrecido la fortaleza de su letra para alertarnos a todos de que quienes recurren al chantaje para defender privilegios siempre son los culpables, los únicos culpables". Y también ha lanzado una advertencia, porque a su juicio "ni han vencido en esta ocasión, ni vencerá quien lo intente de nuevo; nos va demasiado en ello y los culpables deben perder toda esperanza frente a los españoles y frente a la Constitución", concluyó Bono» (Informativos Telecinco).
Mi hijo se ha levantado tarde. Ha venido a buscarme, para contarme cómo su mejor amigo pasa de nivel en Lego Star Wars-The Complete Saga. De vez en cuando callaba y yo le miraba. Sus ojos apuntaban a algún sitio inexistente. No sonreía. Tragaba saliva. He intentado descubrir que expresaba su cara: aturdimiento, desconexión, angustia. Espero que no. Serán los mocos. No lo sé. No estoy seguro.
2 comentarios:
Mi objetivo estas navidades será el de colocar el mayor número posible de ejemplares de la constitución en las estanterías de ciencia ficción junto a Asimov y Terry Pratchett.
O en las de autoayuda.
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